Atención: exposición, curiosidad, escucha, concentración, calma, presencia, observación...
Motivación: diversión, juego, creatividad, imaginación, pensamiento crítico, interés, utilidad, necesidad, reto…
Práctica: experimentación, comunicación, enseñanza, colaboración, investigación, continuidad...
Los conceptos son muchos e incluso podríamos seguir ampliándolos a nivel más profundo con: desarrollo sensorial, equilibrio físico, mental y emocional, memoria, entorno (educativo, familiar y social), aprendizaje significativo, inteligencias múltiples, sistemas de representación (VAK), necesidades especiales, atención a la diversidad, aprendizaje natural y significativo, persistencia, resiliencia...
Sitúo en primer lugar la atención, porque una persona que atienda por un momento a algo que está ocurriendo a su alrededor, ya estará en situación de aprender algo, aunque no esté presente la motivación a aprender en ese instante, y sea solo una atención por curiosidad o por percibir algo a través de los sentidos. Es algo innato aprender de lo que nos rodea.
La motivación es el segundo de los factores, que pongo por encima de la práctica, porque por mucho que practiquemos algo, si no estamos motivados a hacerlo, es posible que no lo aprendamos “bien” nunca. Desecharemos ese aprendizaje una y otra vez sin querer retenerlo en la memoria y sin querer perfeccionarlo, por lo tanto sin motivación no habrá aprendizaje más allá del meramente inicial o básico.
Y, en tercer lugar, pero no por ello menos importante, tenemos como factor fundamental del aprendizaje: la práctica.
Pongo como ejemplo un alumn@ aprendiendo inglés.
Este alumn@ atendiendo en clase, aprende vocabulario, gramática... algo aprenderá sobre el idioma solo con esto. Pero si no hay práctica nunca tendrá fluidez al hablar.
Si ve la televisión en inglés será algo parecido y poco más.
En el caso del aula, si el alumn@ se siente nervioso, aburrido, bloqueado, está distraído con los compañeros... perderá la atención y ni siquiera escuchará bien, porque sus sentidos están dedicados en ese momento a otra cosa. Entonces el aprendizaje será escaso.
En el caso de la televisión, si ésta le motiva porque es un programa que le gusta y le produce curiosidad, le divierte... su atención estará centrada y el aprendizaje por atención se estará produciendo. Aquí tendríamos dos de las claves del aprendizaje pero no la tercera “pata” que como hemos dicho es igual de importante, la práctica.
Este alumn@, comprendería cosas aprendidas por asociación auditiva y visual pero si nunca ha pronunciado lo que escucha y ve, seguramente no podría hacerlo con facilidad y precisión, no tendría la fluidez necesaria para hablar un idioma de forma natural, no conocería vocabulario sobre muchas situaciones de la vida cotidiana a las que no hubiera estado expuesto a través de esos programas, en definitiva la motivación y la atención no son suficientes para pasar del mero aprendizaje básico de algo, a un aprendizaje de mayor calidad.
Volviendo al aula de aprendizaje, este alumn@ podrá avanzar realmente en el idioma si, además de aprender prestando atención, está motivado, disfruta de la clase en un entorno donde se le permite la práctica (a través del juego, la experimentación, mostrando lo que sabe con fichas o posters, haciendo y contestando preguntas, interactuando con otros alumn@s y la profesora, leyendo en voz alta, escribiendo, memorizando de forma activa, bailando, cantando canciones...)
Si, además, esta práctica se hace con continuidad, no hay duda de que el alumn@ irá mejorando en su aprendizaje y podrá llegar lo más lejos que él quiera en la materia que desee (idiomas, ciencia, música, deporte...)
Y añadiendo siempre el respeto a la persona, el cariño, el trabajo en el ámbito de las emociones y de las habilidades sociales que pudieran frenar en cierta manera el aprendizaje (miedo a hablar en público, vergüenza, falta de confianza en uno mismo, autoestima, frustración...), estaremos en disposición de ofrecer al alumn@ un entorno adecuado para un aprendizaje eficaz y excelente que a su vez promueva nuevos aprendizajes.
En Vanania trabajamos este tipo de aprendizaje natural, aplicando todos nuestros conocimientos, recursos, foco, motivación y experiencia en todas las clases y actividades que realizamos con cada uno de nuestros alumn@s, de forma personalizada.
Enseñamos de manera divertida algo que nos tomamos muy en serio: la educación.
¡Feliz aprendizaje!